lunes, 15 de agosto de 2016

Fiesta y entierro: El señor Guillermo Hernandez por poco muere bailando

 Seis médicos presentes no fueron suficientes para evitar que partiera. Guillermo  Hernandez se nos fue y la fiesta se transformó en velatorio. Por suerte los velatorios y los entierros son también como una fiesta, una especie de fiesta de despedida



Fiesta y entierro
Por Mary Leisy Hernández

El primo Guillermo por poco muere bailando. Unos minutos más y muere en la pista de baile del Encuentro familiar por el centenario de su tío Anibal.
Alegre llegó a la Estancia María Clara de Cotuí, en la que cuatro generaciones de la Familia Hernández se reunió. Cuando la Orquesta cotuisana Julín The Family tocó el primer merengue el primo bailó lleno de entusiasmo. El segundo tema fue un merengue típico bien ripiao y el primo también lo bailó. Al tercero hizo una pausa para ir al baño y ya no le dio tiempo para bailar más. Algo falló en su cuerpo y calló.
Seis médicos presentes no fueron suficientes para evitar que partiera. Guillermo se nos fue y la fiesta se transformó en velatorio. Por suerte los velatorios y los entierros son también como una fiesta, una especie de fiesta de despedida.
De la fiesta nos fuimos todos a la funeraria y seguimos unidos hermanos, primos, sobrinos y demás familiares. Se nos fue Guillermo y todos quedamos impactados. Así es la vida. Se cumplió el dicho de que El hombre propone y Dios dispone. Nos quedó una mezcla de sensaciones. Tristeza en medio de la alegría.

Por suerte, antes de que la fiesta se convirtiera en velatorio nos dio tiempo de intercambiar abrazos en un ambiente de alegría, de darnos cariño y mostrar a la tercera y cuarta generación de la familia cotuisana, parte del ejemplo de nuestro padre Don Anibal a través de los testimonios de los más mayores.

Dio el tiempo para que algunos que no se conocían compartieran por primera vez y otros que hacía muchos años no se veían se reencontrarán. Alcanzó el tiempo para dar de ejemplo a los más jóvenes, que la familia debe estar unida en las buenas y en las malas.

A pesar de la partida del primo en medio de la fiesta, seguimos creyendo que siempre son buenos estos encuentros en familia para celebrar juntos la vida.

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