Gracias con todo el corazón al Dios del cielo que me permite hoy llegar a la celebración de mis primeros 48 años. Una fecha que marca exactamente la primera mitad de mi vida. Haciendo el inventario, debo decir que me ha ido increíblemente bien, pues conserva en excelente estado casi todo lo que se me entrego cuando inicie este viaje.
Tengo al menos 85 de mis dientes originales, aunque el resto han recibido grandes reparaciones. Un 60 del cabello, aunque ya aquel negro que otrora exhibía esta cambiando lenta e irremediablemente de color.
Tengo más de tres años luchando con unas 10 o 15 libras de sobrepeso que un mes bajan y otro suben, pero eso no me quita el sueño, porque aun el medico no me ha asignado pastillas, ni para el corazón, los pulmones, los riñones, la espalda, el estrés, el sueño, ni nada. Solo la migraña y eso con los lentes que me receto el doctor Cesar Belen, ya casi se corrigió.
Entre caminatas y trate lento, puedo hacer seis kilómetros tres o cuatro veces a la semana y aunque después tengo que recostarme un rato, al despertar me siento nuevo de caja y listo para mis jornadas de hasta 14 y 15 horas de trabajo diario en tres pueblos diferente.
Lo mejor de todo esto es que mis padres están vivos y en salud, mis ocho hermanos, mi esposa y mis tres hijas, mi legión de más de 20 sobrinos y sobrinas y hasta mi abuela con sus 94 se mantiene activa y presente mi vida cotidiana.
Si por alguna razón ven que no estoy donde ustedes entienden que debo estar, es que ahora selecciona mejor mis actividades y como sé que viví espectacularmente mis primeros 48 años, quiero vivir los próximos de tal manera que la felicidad siga siendo mi compañera, pero que no viva solo conmigo, que me permita compartirla con aquellos que tengo la dicha de conocer, antes, mientras y durante mi breve estadía en la tierra.
Felicidades para mi, y que siempre el amor que me tengo prevalezca y siga creciendo para poder compartirlo con tanta gente que Dios pone a diario ante mis ojos.
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