En esta oportunidad, el presidente es Leonel Fernández, que a juzgar por su estilo no es muy dado a los cambios en su gabinete; pero resulta que la actual coyuntura le exige mover la mata. Y se lo exige porque busca la reelección, en un momento en el que mantiene la preferencia del electorado, pero que ni pensar con el 57% que lo llevó al poder.
Al presidente le convienen los cambios porque a tres años de su mandato mantiene casi intacto a su gabinete, y como es lógico, faltan compromisos que cumplir, pero también está la situación generada después de la batalla Leonel-Danilo que debe solucionarse lo antes posible, y una buena forma es dándole participación en el gobierno a los seguidores del ex secretario de la presidencia. Además la rutina cansa y es dañina, y puede que el pueblo este cansado de ver funcionarios tanto tiempo ejerciendo una función, más cuando no son eficientes. Y la falta de eficiencia es otro motivo que debe de evaluar el presidente, porque sin dudas son muchos los funcionarios que no cumplen a cabalidad con sus responsabilidades. Otro aspecto son los escándalos de corrupción, en los que se han visto envueltos algunos funcionarios de este gobierno, que si dudas le restan credibilidad a la presente gestión que prometió enfrentarla y prevenirla, pero que hasta el momento ha perdido la batalla. El presidente de la República no debe perder de vista, que el pueblo más que la opinión pública o algunos otros sectores influyentes de la sociedad le pide cambios; en campos y ciudades esa es la realidad señor presidente y usted debe de tomar en cuenta los sentimientos de un pueblo que lo eligió para que sacara al país del desastre en que fue dejado. ¡Señor presidente! puede que el pueblo le este enviando un mensaje halagador y que usted no se esté dando cuenta. ¡Sacúdala que tiene arena!
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