viernes, 27 de mayo de 2016

Mary Leisy Hernandez y su Cumpleaños en La Habana




Fue un día a ritmo de son, con sabor a daiquirí y mojito cubano en una isla tan cálida y caribeña como la isla en la que nací y crecí. Festejé mis nuevos quince bailando en el Floridita y muchos otros rincones de La Habana Vieja.


Rodeada de cubanos comenzó la fiesta en el hotel a la hora del desayuno. La música la llevaba por dentro y con mi ronca voz me puse a cantar y a bailar. Pedí a todo el personal que cantara conmigo y como era mi aniversario me complacieron. Hasta el cocinero y el jefe se unieron al can y me dieron cálidos abrazos de felicitaciones.

Lo único malo de mi cumpleaños fue que estuve medio incomunicada para recibir felicitaciones de mi familia y mi gente de todos los tiempos. En Cuba aún es muy limitado el internet. Luego de varios intentos le puse al mal tiempo buena cara y me declaré una cumpleañera libre y desconectada.
De regalo, un paseo por emblemáticos lugares de La Habana en los elegantes y hoy antiguos carros que hablan del florecimiento de otros tiempos. Difícil escoger entre tantos hermosos modelos. Al final escogí pasear en un descapotable rosado del año cincuenta con el que paseamos por el Malecón, parte del centro de La Habana y entre otros lugares, la Plaza de la Revolución con sus enormes fotos de Camilo y El Ché.
Fue un día de puro son cubano. Aperitivo, Almuerzo, merienda, cena y digestivo a ritmo de son en todas sus variedades. En toda la Habana vieja la música en vivo comienza antes de la hora de almuerzo. Las agrupaciones soneras tocan todo el día en bares y restaurantes. Los establecimientos sin música son los menos y los que tienen ritmos no cubanos muy pocos.
Mientras mi compañero trabajaba, caminé sola por las empedradas calles de la zona colonial. La Habana es una de las ciudades más seguras de Latinoamérica y yo aproveché al máximo la libertad de entrar y salir sin miedo a todos los rincones que me parecieron interesantes. Fotografié todas las escenas y paisajes que hablan de un país de características muy particulares y de gente que en todas las circunstancias siempre es amable y ríe. Hasta cuando la situación es para llorar.


Por Mary Leisy Hernandez

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