jueves, 31 de mayo de 2007

CHEQUEN ESTO

Había llegado el día de nuestra señora del manejo (del cobro). El rumor de la algarabía se hacía presente en cada pasillo de la compañía. Por desgracia, había cobrado. A partir de ese instante, Juan de los Palotes perdía la paz de una quincena en olla. Porque -naturalmente- el salario era insuficiente. A los prestamistas, que como tiburones voraces le buscaban, ese día hacía magia para esquivarlos en cada pasillo. Ellos, desesperados, tratando de recuperar sus chelitos. Y él, tratando de llegar a la casa con algo. “Esto no puede seguir así”, se dijo un día. “Vivimos de mentiras en mentiras. Vivimos repitiendo que estamos bien, por vergüenza, cuando realmente nos está llevando el mismo Diablo. Y trabajamos solo para estar cansados”. http://www.almomento.net/?c=122&a=6286

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