Lora de Cepeda fue la excepción. La mujer, de unos 50 años acaba de ser sometida, en el Instituto Dominicano de Cardiología, a una complicada cirugía en la cual le fue corregida una dificultad congénita en su corazón y no fue necesaria una sola gota de sangre externa. Su propia sangre y un dispositivo fueron suficientes para que la cirugía resultara exitosa.
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