Con escasas excepciones, los empresarios dominicanos son malhechores y farsantes. Presumen de honorables, no cumplen con sus deberes y reclaman privilegios sin límites.
Por lo general, contratan a un equipo de contadores públicos mediocres, delincuentes, ambiciosos y sin la más mínima idea de lo que es la ética profesional, para que les organicen un sistema contable fraudulento.
vealo en Cristal y Colores
http://cristalycolores.blogspot.com/2007/03/del-libro-la-volvieron-loca-de-marino.html
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