Como
escribidor de oficio, hace mucho tiempo que no me quedaba sin palabras. Le he
dado tanto vuelta a esta nota que ya casi había desistido de escribirla y es
que es muy grande el sentimiento de orgullo paternal que me invade por la graduación como Licenciada
en Administración de empresas hoteleras de Pamela Pichardo, la primera de las tres gotas de agua que el
Dios del cielo me dio como hijas.
Gracias a
Dios que fue así, porque nos permitió a su madre, y sus dos hermanas vivir
estas últimas 60 horas de manera muy intensa y dándole el ultimo empujón para
que sienta el apoyo de su núcleo familiar central ahora que iniciara su vida profesional.
Como habrán visto, me quede sin palabras. Pero no sin agradecimientos. Gracias de rodillas al Dios del cielo que me ha permitido ver a la primera de mis hijas ya profesional y le pido desde el mismo hondón de mi corazón que me dé la dicha continuar mi obra, hasta ver los dos restantes trillar ese mismo camino. AMEN.
Milciades
Pichardo
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